Thursday, July 28, 2005

La Universidad de uno


La Universidad de uno
Ragueb Chain R

(Adaptación del artículo de Denise Dresser “El País de uno” Reforma 12/3/2005)

No es difícil suponer que si se le pide a un funcionario universitario hablar su amor por la Universidad Veracruzana, aun sugiriéndole que hable de sus mejores profesores, de su alumnos mas destacados, de los servicios prestados a Veracruz, de sus trabajadores, el funcionario difícilmente podrá hacerlo.
Hoy es probable que muchos universitarios tampoco sepamos cómo hacerlo. Con demasiada frecuencia el pesimismo recorre a la universidad y la UV vive obsesionada con el fracaso. Con todo lo que puede ser pero no es. Con lo perdido, lo olvidado, lo maltratado. Padecemos un pesimismo persistente ante una realidad que parece inamovible. El uso patrimonialista de la administración no puede ser combatido; los funcionarios no pueden ser propositivos; los profesores no pueden ser movilizados; los estudiantes no pueden ser formados; los buenos siempre sucumben; los reformadores siempre pierden.
La luz al final del túnel sólo ilumina el tren a punto de arrollar a quienes no pueden eludir su paso. La Universidad siempre pierde. Por ello es mejor callar. Es mejor ignorar.
En la Universidad, como diría Elías Canetti, los pesimistas son superfluos y los actuales tiempos demuestran por qué. Son tiempos de continuar la autocomplacencia ante los resultados. Del regreso de funcionarios priístas robustecidos. De líderes sindicales que quieren el poder y que abusan de él. Del desprecio a la academia y la incapacidad de los académicos para hacerla valer. De la sucesión y la comunidad paralizada. Éste es el año de reiterar propuestas y de candidatos que prometen, de una prensa que aplaude, halaga o ataca a unos y otros cuando le conviene y el erario paga, mientras hay estudiantes sin laboratorios, los maestros que no asisten, no enseñan, los programas no son acreditados en tanto los funcionarios están pensando que hacer.
Crónica de catástrofes; crónica de corruptelas; crónica de personajes demasiado pequeños para la Universidad que habitan.
Universidad de las contradicciones permanentes. Universidad de las máscaras que ocultan y las caras que sonríen. La Universidad que produce a lideres sindicales eternas pero también a Adamina. Que produce a investigadores que sólo cobran pero también a Mario Vázquez Torres y Elizabeth Corral. Que produce a lidercillos estudiantiles casi siempre pésimos estudiantes pero también a Margarita Zamora, Araliza Sheden y Benito Mendoza. Que produce administradores certificados pero también a Eduardo Burgos y Judhit Portilla. Que produce a directores de comunicación social pero también a Luis Cerdán, Raúl Contreras. Que produce a profesores que enseñan de la misma manera las mismas viejas cosas pero también a Nicandro Cruz, Angel Trigos, Socorro Fernández y Malena Hernández . Por cada tache hay una paloma. Cien palomas.
Frente a todos los motivos para cerrar los ojos están todos los motivos para abrirlos. Frente a las razones para perder la fe están todas las razones para recuperarla. Las caras sonrientes en el museo de antropología. Las victorias de los halcones. El café de la media hora. Las sonrisas de los estudiantes. Los libros de Luis Arturo y Bernardo García. La inteligencia de Jiménez Montaño y la dedicación de Luis Zamora. Las fotografías de Manuel González y la jarana de Meseguer. Las investigaciones de Nacho Beristain, Mario Caba y Jorge Vaca. El concierto navideño de la OSX y el baile con Moscovita. La Usbi al amanecer. La forma en que los universitarios se besan y se saludan al encontrarse en el salón, la biblioteca y en la calle. Las fiestas ruidosas de graduación. Los colegas que siempre tienen tiempo para tomarse un tequila. Las bugambilias, los lagos, las gardenias y las palmeras de la USBI. La red de cómputo, las bibliotecas y las brigadas en el Cofre.
Cada persona tendrá su propia lista, su propio pedazo de universidad colgado del corazón. Una lista que debe comenzar con las palabras que pueden atribuirse a Carlo Antonio Castro, Manuel Martínez, Emilio Gidi o Carmen Blázquez "Siempre me gustó ser universitario". Una lista con la cual contener el pesimismo; un antídoto ante la apatía; una vacuna contra la desilusión. Una lista de lo mejor de la UV. Una lista para despertarse en las mañanas. Una lista de Año Nuevo. Una lista para pelear contra lo que Susan Sontag llamó "la complicidad con el desastre".
Porque el credo de los pesimistas produce la parálisis. Engendra el cinismo. Permite que se entregue la Universidad a un proyecto de gobierno y nadie lo impida. Permite que los funcionarios vivan del presupuesto público sin cumplir con su función pública. Permite que los profesores y trabajadores no actúen como tales. Permite la persistencia del status quo. El pesimismo es el juego seguro de quienes no quieren perder los privilegios que gozan, los puestos que ocupan, las posiciones que cuidan.
El pesimismo es la cobija confortable de los que no mueven un dedo debajo de ella. Es el lujo de los que rentan el carro pero no se sienten dueños de él. Por eso pocos lo cuidan. Pocos lo sacuden. Pocos lo aspiran. Pocos lo lavan. Pocos lo enceran. Pocos piensan que es suyo. Pocos lo tratan como si lo fuera. Porque como dice Larry Summers, el presidente de la Universidad de Harvard, nadie nunca ha lavado un carro rentado.
Durante demasiado tiempo, la UV ha sido una universidad rentada para sus habitantes. Ha pertenecido a sus líderes políticos, a sus priístas y a sus rectores imperiales, a su intelligentsia y a sus elites. No ha pertenecido a sus profesores y sus estudiantes.
Pero quienes viven en y para la universidad no viven con el lujo del descuido. Por lo tanto viven pensando -de manera cotidiana- que los gobernados pueden y deben vigilar a quienes gobiernan. Que los administradores y los líderes sindicales pueden y deben reducir la prepotencia, el abuso y el encono. Que los profesores pueden y deben redefinir los términos de las reformas universitarias.
Las soluciones están allí para ser instrumentadas. Las recetas están allí para ser aplicadas. Las reformas están allí para ser ejecutadas. Abarcan la designación de las autoridades, la reforma académica y administrativa, la transparencia en el uso de los recursos, el manejo pulcro de la prensa, entre muchas otras.
Tanto por hacer, tanto por cambiar; tantos sitios donde amontonar el optimismo. El optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia. El optimismo de quienes creen que las cosas en la Universidad están tan mal que sólo pueden mejorar. El optimismo perpetuo que se convierte en multiplicador. En El paciente inglés, Katherine murmura "nosotros somos los verdaderos países, no los límites marcados en los mapas, no los nombres de los hombres poderosos".
La Veracruzana no es la Universidad de los rectores, los lideres sindicales, los directores administrativos, o los miembros del SNI. No es la universidad del Gobernador y sus funcionarios o los burócratas y los líderes sindicales.
Es la Universidad de uno.
Es la universidad tuya, es la universidad mía, la universidad nuestra.

Instituto de Investigaciones en educación
rchain@uv.mx

0 Comments:

Post a Comment

<< Home